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Copyright © 2006 Alfonso Padilla y Maritza Núñez

Carmen Luz Bejarano

La Palabra Justa 1

Magda Portal

 

 

Penetra en el reino de la poesía femenina y es un fulgor distinto, un aliento de yerba fresca, un canto de esperanza. Digo las palabras por ellas mismas dichas y las siento así mías con su carnatura vital, su fragilidad, su npresencia leve tal vez, tímida para decir lo que guarda su corazón, su secreto. Poesía de mujeres, poesía de tiempo y espacio sidéreo, ancho camino aún no hollado en su vastedad abrumadora y por ello, aún inédito, como atreviéndose demasiado. Pero existe y es de la poesía de las mujeres del Perú de lo que quiero hablar ahora, con su sabor de novedad y su mensaje, fragmentado, frágil, confidencial. La poesía es misterio –en ella reside lo más íntimo del ser emocional– por eso es videncia y anuncio y facultad intrínseca de la mujer.

Voy a referirme esta vez a la poesía femenina en el Perú, a partir de los ochenta años propuestos en el Temario, teniendo en cuenta que para el Tercer Congreso Interamericano de Escritoras, reunido en Ottawa, Canadá, 1978, participé con una ponencia titulada “La poesía femenina latinoamericana – La Colonia”.

Me complace abordar ahora el tema de la Poesía Femenina en el Perú a partir de comienzos de siglo.

He de ser parca en mi exposición, pues de ser más explícita limitaría la referencia de cada una de las nombradas. Prefiero nombrar a las más sin mayores referencias biblio-biográficas y poner el acento en dos o tres poetas que he de mencionar y en las que descubro las cualidades relevantes que las hacen, a mi parecer, las de mayor vigor emocional, novedad en la expresión, arte y belleza conceptual.

He de nombrarlas sin acentuar la fecha exacta de sus apariciones como tales, aunque sin dejar de aproximarme a ellas. Entre las poetas nombradas está el lugar escogido de esta joven mujer, ya florecida en amor y poesía, con hijos y tareas cotidianas, pero dentro de un círculo mágico de sueños que se manifiestan mientras pasea o camina o fija la mirada en la lejanía desde un balcón y en las tardes o noches sin fronteras.

¿Qué capacidad creativa acuna como hijos recién nacidos de la poesía profunda, parca, de esta lírica que le deja tiempo al tiempo para urdir sus pequeños poemas o sus grandes poemas concebidos ya dentro de líneas de alturas conceptuales? Carmen Luz se haya en un estado de luz permanente y sería difícil conducirla a la oscuridad porque de allí se escapa para fijar sus deslumbres de amor o belleza o tal vez de protesta.

Amante de los pequeños libros, plaquetas o poemarios, escribe y publica, rubricándolos con pinceladas de extraños colores, de flores, de piedras, de charcos limpios donde refleja su figura de alegre o pensativa caminante por los vericuetos de la vida.

Carmen Luz ha publicado varios poemarios como Abril y Lejanía, Giramor, Aracanto y en distintos órganos culturales, poemas como Triunfo de Ícaro, La vida e Imagen sideral de hondas resonancias consagratorias. El último, de intensidad tremante, es Juan Angurria. Escribe sin pausa, sueña sin reposo. Y renueva sus motivaciones a medida que cruje el dolor o la vida le reclama algunos trozos de su carne y de su alma. Pero es tierna como el pan recién salido del horno. Oigámosla:

Un alud de palabras
sumerge la mañana.

Era tan dulce
cuando los barcos
no habían naufragado.

El mar resplandecía
de gaviotas.

Y éste otro:

En algún lugar de la tarde
duerme
la ciudad sin campanas.

En algún lugar del alma
duerme
la ciudad de los sauces
y los sueños:

La esquina blanca
que ensombreció los rostros,
la pálida gaviota.

La ciudad sin campanas.

Y desde algún lugar del alma
llega Otoño
con su carga de rosas amarillas
a envejecer las charcas.

Y este otro:

Tengo tu edad, Maritza;
tu matinal edad.

Discurro entre la tarde
y el viento
como tú, frágil alondra.

Mi sombra la descubro
casi sin sombra:
ala y dulzura.

Tengo tu edad, Maritza;
tu breve edad de brisa.

Si alguien dudara de este río profundo de belleza es porque no le ha tocado con su fulgor de sueño las sienes huidizas.

Es posible que al decir todo esto me encuentre en las orillas del mar de poesía que alimentan las aguas vivas del Perú, poesía de mujeres, ya sin amarras ni temores.

Quiero decir que la poesía femenina es ya una exultante realidad, donde las recién llegadas se nutren de vida y de pasión, porque la poesía sin pasión carece del elan vital que las mantiene erguidas, como altas flores del campo, batidas por los aires matinales y teñidas de sol.

 

1 Fragmento de la ponencia de Magda Portal “La Poesía Femeninan en el Perú”, presentada en el Cuarto Congreso Interamericano de Escritoras, Ciudad de México, junio de 1981.