La asintótica 1 voz de Carmen Luz Bejarano
Drina Hocevar
Al leer El Grito de Carmen Luz Bejarano fui sorprendida por el rigor de su combate con el idioma, por su dote angelical capaz de construir consistentes estructuras fónicas como síntesis expresiva de una poderosa voz, cuyo tono existencial femenino devela sentimientos de orfandad cósmica y disconformidad genésica. Procura establecer en su poyesis un sistema simbólico en el que lo lúdico y lo hermenéutico del proceder se vuelven prefiguraciones del ámbito uterino, donde germina un escrutador lenguaje para reverenciar y religar con la soledad y lo efímero del mundo.
Se hacen evidentes las raíces latinoamericanas de su escritura; muy por detrás de ella resuenan: Vallejo, Neruda y Mistral, entre otros; pero esa propiedad auténtica e íntima de desolados sentimientos es el secreto estenográfico con el cual la poeta elabora prolijamente sus corrosivas joyas que la postulan a asirse de una obra capaz de bogar en la febril tradición y paralelo desarraigo de sus antecesores.
Sus joyas son intersticios y heridas de verbo pre-ancestral, expuesto a la simple luz del día.
Lector, podrás encontrar en estos poemas nobles sentimientos humanos que también te pertenecen y los verás hechos breves templos para pertrechar el nacimiento de la carne con la lunática sangre de los lobos.
Una observación pródiga, minuciosa y sosegada, permite a Carmen Luz Bejarano la percepción extra-sensorial de un excitante y misterioso eidos, muy propio de la videncia poética.
1 El lenguaje es asintótico, corre a la par de la voz interior cuando ésta encara la infinitud del espíritu.
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