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Carmen Luz Bejarano

Carmen Luz Bejarano:
alegoría y experiencia 1

Luis Hernán Ramírez

 

 

La obra poética de Carmen Luz Bejarano es parte de la brillante y lúcida producción del grupo de poetas que insurgió, renovador y pujante, hacia 1960 coincidiendo con la Revolución Cubana y su gran influencia en el Perú. Nacida en la caleta de Acarí (Arequipa) entre olas y gaviotas 2 lleva hoy, en Lima, una vida intelectual plena, dedicada a la literatura como poetisa y escritora, como profesora de arte y como promotora de un taller de poesía de la ANEA.

Ha dado ya cinco entregas poéticas: Abril y lejanía (1960) Giramor (1961), Aracanto (1967), Juan Angurria (1975) y Furia de la arcilla (1977).

Su intelectualismo pleno intensifica sus hondos sentimientos poéticos o viceversa, pues toda su poesía está hecha de ricas vivencias personales y de experiencias y emociones circunstanciales que transitan los íntimos caminos de la ternura, del candor y de los recuerdos infantiles:

Por los viejos caminos
donde se embosca el viento,
desconocidos llegan
los pasos de la infancia.

¡Y añoro la ciudades
que jamás conocí!

[Giramor]

Pero Carmen Luz va también por los caminos sombríos de la pena, de la soledad y la tristeza que angustian su vida:

Mi sombra se proyecta
sobre los muros
como un paisaje triste.

[Giramor]

Los cinco libros publicados por Carmen Luz Bejarano constituyen un verdadero dechado de estilos, de búsquedas formales y de matices espirituales pero en toda su poesía campea el encanto de su lenguaje poético que la autora urde, teje, trama, hilvana con acendrada limpieza. Carmen Luz escoge y depura las palabras en función del ritmo y la eufonía, sin limitar su léxico. Sus versos nos ofrecen múltiples posibilidades expresivas que van desde un vivo y elocuente creacionismo:

Gira, gira, girasol;
gira, gira, giraviento;
gira, gira, giramor.

[Giramor]

hasta las antítesis y los quiasmos sintácticos corno ejes de una elegante expresividad lingüística:

Ronda la luna, ronda
desvelo de luna amada

Ronda la muerte, ronda
desvela la bienamada

Vigila la arcillaluna
la muerteluna en vigilia

Ay, alfarero del aire
en el aire rueda, rueda

[Aracanto, 58]

La poesía de Carmen Luz Bejarano encuentra un medio privilegiado y reconfortante en el paisaje marino, amplio, vital y decorativo; en el litoral poblado de gaviotas y aracantos, de barcos y peñascos, elementos en los que ella sabe encuadrar –con hechizo y con dulzura– sus recuerdos y nostalgias,sus deslumbramientos y ansiedades, su madurez amorosa y sensorial y el absurdo violento y triste de las soledades que empañan sus experiencias más hermosas y más tiernas:

 

Tuve del mar las algas y el ocaso,
los juegos marinos de la infancia,

y el olvido a la sombra de los molles.

Tierra amarga, retorno a tus peñascos.

Y soy sin barcas ni alegría
voraz gaviota devorando el tiempo.

[Aracanto, 46]

He aquí también sus penas y temores en una impactante añoranza del nativo hogar lejano con las imágenes de la madre ausente y de la hermana muerta:

Madre, ya no le tengo miedo a mi sombra,
ni al mar, ni a la noche; es cierto, me estremece
el viento todavía. Recuerdas, caminábamos largo,
entre cerros. No sé por qué jamás tropezamos
con el ojo encantado del agua.

Gemían las piedras y las caracolas y el Leñador
aquel dejaba palomas dormidas a nuestro
paso; una tarde nos dejó a Clelia suspendida de
una lágrima. Y yo temblaba como las esteras
sacudidas por el viento.

[Aracanto, 49]

En sus poemas más recientes, recogidos en Furia de la arcilla, Carmen Luz desarrolla un estilo narrativo-simbólico cuidando la perfección de la palabra y la metáfora y orientando su producción hacia una actitud más grave y plena de responsabilidad frente a la existencia misma y a la realidad del mundo llevada por un nuevo espíritu crítico y por una visión más penetrante y aguda de la realidad.

En general podemos tipificar su poesía como una feliz combinación de tentaciones alegóricas que mezclan la experiencia cotidiana con los elementos más sutiles y finos de su fantasía. Sus mejores poemas se mueven entre una realidad externa, natural y simple y un mundo interior imaginariamente construido por ella:

Amanece
en tus manos
la alegría:

Azul,
como los sueños
y las alas
y los parques,

azul,
como tu sombra.

[Giramor]

Otro aspecto poético que gobierna la lírica de Carmen Luz Bejarano es la musicalidad, el armonioso son de la palabra hallada y engarzada en un juego de anticadencias y cadencias, de pausas lógicas y sintácticas.

 

1 Nota de los editores. Artículo publicado posiblemente entre 1979 y 1982 probablemente en el Suplemento Cultural de La Crónica. Fue reproducido en el libro editado por Oscar Araujo Como una espada en el aire (2000: 248–250), pero no se indica su procedencia.

2 Nota de los editores. Para información sobre la vida de la poeta véase el artículo de este libro “Carmen Lus Bejarano (1933–2002) — A modo de biografía”.