Juan Angurria : La construcción biográfica del poema
Esther Espinoza Espinoza
Escuela de Literatura de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Juan Angurria, poema de temática poco frecuente en la obra de Carmen Luz Bejarano, sobresale por su particular construcción: la elaboración biográfica del personaje en un contexto social y familiar. La temática social en la poesía peruana contemporánea se abre en su diversidad a partir de Vallejo. En España, aparta de mí este cáliz, este autor procederá también en forma biográfica para la elaboración del poema “Pedro Rojas”, donde, vía la recuperación de la oralidad, en la expresión del obrero ferroviario fusilado y la invención de un pasado, completará la imagen interrumpida por la muerte de Pedro Rojas:
Lo han matado, obligándolo a morir
a Pedro, a Rojas, al obrero, al hombre, a aquel
que nació muy niñín, mirando al cielo,
y que luego creció, se puso rojo
y luchó con sus células, sus nos, sus todavías,
sus hambres, sus pedazos.
La intención de crear una vida para el personaje es compensatoria de la irrupción del mismo en el referente poético; como se sabe, su cadáver fue hallado con sólo una cuchara, una nota y un plato. Vallejo crea el nombre y al hombre.
Otro procedimiento en nuestra poesía social se orienta al mito, que, recuperado, se actualiza y refresca y nos convoca desde una identidad milenaria. El efecto se logra en forma magistral en “Canto coral a Túpac Amaru que es la libertad”, de Alejandro Romualdo:
Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:
¡y no podrán matarlo!
En el poema “Mi padre”, Pablo Guevara procede en forma diferente, recuperando la memoria, esta vez familiar, habla del impacto social en carne propia:
Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas
que alcancé a acariciar. Fue pobre como muchos,
luego creció y creció rodeado de zapatos que luego
fueron botas. Gran monarca su oficio, todo creció
con él: la casa y mi alcancía y esta humanidad
La poesía de Carmen Luz aborda la temática social sin dramatismos, aunque confirmando la atmósfera de muerte en el espacio humano. En el libro La canción del árbol, afirma:
¿Pero quién dijo que el hombre
de cara al cielo aguarde
maná que nunca llega?
Hombres sin tierra braman
Por el aire y la tierra
Sólo la muerte alegre
danza bajo la luna
Los sonidos eluden la imagen impactante en este fragmento que llega a su momento más enérgico con la palabra “braman”, pero que no agrega una fuerza disonante al poema. La presencia de la muerte parece cotidiana. Los niños también la frecuentan:
Los niños arrojaron sus estrellas al mar
Sólo la muerte
danza
garfios de luna alegre.
La imagen es plástica, la insólita presencia de la muerte entre los juegos de los niños no aborda directamente la condición de mortalidad sino que construye primero una escena estética. Por este breve fragmento podemos notar que la presencia de la poesía de García Lorca va encontrar eco en la de Carmen Luz. Algunos de los procedimientos lorquianos como la poesía con personajes, la presencia decisiva y cotidiana de la muerte, una combinación inusual de imágenes dramáticas y alegres son parte de este repertorio compartido.
Juan Angurria representa a un ser condenado, que parece crecer y desarrollarse en las condiciones humanas más difíciles. El poema como ya se ha dicho se construye a partir del contenido biográfico, recorre los orígenes de la existencia de Juan y sus contornos, describe sus situación material y transita por sus edades hasta su final. Aunque se ofrece un texto que dice, describe y muestra, la poeta no renuncia al lenguaje al que nos tiene acostumbrados: el poema que se sostiene con fragilidad sobre una armazón de imágenes instantáneas, frecuentemente en tiempo presente, reguladas por una fina percepción sonora, sugerente de contenidos que acomete con profundidad.
El personaje aparece entre los poemas de Aracanto (“Parábola”), donde se anuncia su nacimiento como hijo del panadero de la aldea, nacido del aire y “muerto en un diciembre de tristeza”.La poesía biográfica construye un personaje que, alegóricamente, representa el carácter general de una especie. La alegoría es una figura por la cual se amplifica el sentido de un concepto que aparece, luego de este procedimiento, esclarecido. Por ello se recurre a la construcción de una vida familiar, donde Juan tiene padre, madre y hermana. Pero también se individualiza y humaniza en su particularidad. Juan Angurria (o Juan Hambre), tiene como “Pedro Rojas”, o “Pedro de Acero” (de José María Eguren) un nombre que define su esencia. En el contexto del discurso poético el personaje, como entidad literaria, puede encontrar profundidad y particularidad, se sitúa sobre un universo de acciones, puntos centrales de la vida, y cumple un proyecto prefijado en la escritura, un destino, muchas veces heroico, tratándose de poesía social. Pero, como veremos, Carmen Luz no sucumbe ante la heroización del personaje.
El nombre del personaje es un epíteto caracterizador, que relieva su condición de desposeído. Esto no lo exime de su bajeza y ruindad, se trata de un poema social que evade la sentencia o la declamación. Juan Angurria, se trabaja en base a un aséptico sentido de la denuncia, decirlo es denunciarlo, no se califica, no se concluye, tampoco se sataniza ni se glorifica. El mundo de Juan parece funcionar con un frío mecanismo vital,
Padre borracho habla habla golpea
escupe tose cae
zigzaguea
salpica la tierra con sus hijos
su juan adolescente
su alejandra muda
su juan otra vez su alejandrina
Se elude preposiciones y cláusulas de enlace, la maquinaria puesta en marcha alcanza a Juan y lo crea. Este determinismo de la vida de Juan, “salpicado” a la tierra por un padre que realiza acciones, enmarcadas en la central que es la borrachera, entre las que se encuentra darle la vida a Juan, simboliza la impronta trágica de los que, como Juan, fueron echados a la tierra. El pronombre en tercera persona “su”, “su juan”, “su alejandra”, son sólo una fórmula fría de pertenencia pero no de cercanía.
La vida de Juan se inicia con una impronta de miseria:
juan sin tierra navega en torrentes
de sal de mar hirviente en hogazas de
pan.
pan ceniza pan sin mano sin vientre
sin hambre sin deseo
juan celeste entre dos astas
hinca los colmillos
chupa oscuros pezones
río de muerte río de nada desciende
juan sanguijuela se retuerce
a golpes de colmillo
de vientre de angurria.
Juan crece alimentándose de muerte, es sanguijuela porque su madre también está hambrienta:
María oscuros, inútiles pezones
Vientre fecundo tisis galopante
María a golpes de tos se va escurriendo
Maria lombriz abre cavernas a la tierra
Le crecen uñas pelos
Se le pueblan de raíces los pezones
María mujer de panadero se deshace
En estos versos se alcanza imágenes de mucha fuerza. El personaje, María, madre de Juan, vive su propia tragedia, alimentando a Juan, como a una lombriz que extrae el alimento de la tierra, es sin embargo la única que proyecta una imagen vivificante de Juan, el efecto se logra por el cambio del pronombre “su” a la segunda del singular:
María
tu juan tu niño se ha dormido
tu juan celeste
tu sanguijuela en el pezón inútil
La mirada de la poeta sobre esta escena cotidiana en la que la madre observa a su hijo dormir, es descarnada y devastadora, la ternura de su niño celeste se disuelve en una figura animalesca y bárbara.
En el trayecto inevitable hacia una muerte liberadora, Juanarcoiris, ahora cambia su nombre y deviene en adolescente...
juan sante sanguijuela
lobezno
juan celeste adolescente
sin silabario entre dos cuernos remolino
entre panes y arañas y zancudos
juan sin pan
entre padres y hermanos
y moscas y madre y soledad
Acaso se vislumbra un futuro, por un breve instante, Juan sueña:
trajinaré ciudades silabarios acuarelas
padre me crece un arcoiris
un rostro asoma sus perfiles a mis dedos
padre madre seré Yo Juan Juan Sante
Juan Arcoiris
Su nombre en letras mayúsculas representa su desarrollo, la posibilidad de evadir el trágico destino no hace sino confirmar que éste es inexorable. La ayuda de algún dios tampoco acude a extraer a Juan del camino trazado...
y Dios
madre
tal vez
calla juan zopenco amasa juan
dios es panadero como tu padre
borracho también seguro tísico como yo
Este diálogo implícito entre la madre y juan, en otro recurso teatral, devuelve a su natural miseria la condición de Juan. Su madre le inocula la desesperanza. Dios, tísico y borracho, no tiene poder para salvar a Juan.
te comerán las moscas juan
o los gusanos
tendrás tierra juan y a manos llenas
te taparán de tierra hasta los gritos
No se trata de un héroe social, ni siquiera de un anónimo luchador de la vida, Juan es una sanguijuela y también es arcoiris, y también es zopenco y también es artista. Juan es un ser consumido por la miseria que si bien alcanza ser por momentos esperanza pronto será invadido por la tisis y deshecho. Juan es un hombre común, humano, enfermo y pobre que constituye en países como los nuestros la encarnación de un pecado social en sí mismo. No hay virtud en la pobreza, el hombre se deteriora en su condición. La poeta ha dejado las hipocresías laudatorias sobre la pobreza para exponer la trayectoria de un hombre que nació y murió el mismo día. La vida, fue sólo un accidente
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Bibliografía
Bejarano, Carmen Luz 2000. Existencia en poesía. Lima: Carpe Diem Editora.
Guevara, Pablo 1957. Retorno a la creatura. Madrid, Cooperación Intelectual.
Romualdo, Alejandro 1958. Edición extraordinaria. Lima, Cuadernos trimestrales de poesía. ¿??? PREGUNTAR!!!!!
Vallejo, César 1997. Poesía completa. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
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