Havis Amanda
A mo la bruma que indecisa te oculta o te revela
tu diáfano mirar navegando en las sombras
iluminando espacios
el mar que se desborda de tus oscuros flancos
la delicia del sueño en que hablamos de amor.
Acaricié tus pechos y resbalé mis manos
por tus anchas caderas
y aún ansío que Mayo sea eterno como tú.
Yo he de partir mañana por caminos inciertos
y llevaré conmigo el secreto latir de tu cuerpo.
Tú Havis Amanda
la más amada diosa tocada por los hombres
en juvenil ardor
te cansarás un día de terrenales glorias
y al mar te irás huyendo en el ocaso
liviana
casi avecilla marina coronada de algas
esparciendo el polen de los sueños.
Para Mayo seremos en torno a tus ausencias
despojados del aura sensual y el gozo
la sombra de otros días inútil regocijo.
Estaremos
acariciando el aire como si fuera tu joven cuerpo antiguo
buscando algún indicio tuyo en la memoria de los años
Neptuno nos dirá que eres hija de las aguas efímeras
voluble
alguna vez quizás retornarás sirena
otras voces otras manos otros cantos
orlarán tu cintura.
Mas siempre habrá un mañana
en céfiro y arrullos el mar te acunará.
Te mecerán las olas
como quien aduerme infantes bajo brillos de luna.
Lima, 2001
Nota: La primera versión de este poema fue publicada en español y finés en la revista Synteesi 1/1999 (Helsinki).
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